Un suponer. Si alguien, amigo o cuñado, le cita a la una y media (a.m., es decir, antes de merendar) y se presenta a las siete (p.m., es decir, su pobre madre), ¿qué piensa de él? No responda, sólo imagíneselo.
Pues bien, Johnny Depp es así. Para él no cuenta el tiempo. Él no llega tarde; los demás lo hicieron pronto. Entra a la cita tranquilo. Muy tranquilo. Pantalones desvencijados, camisa sobre camisa, collar sobre collar, anillo sobre anillo (tres con forma de calavera) y tatuaje sobre tatuaje (13 en total, de los que cuatro quedan a la vista): sobre el antebrazo derecho, un gorrión vuela sobre el nombre Jack. «Es mi hijo [la madre es la francesa Vanessa Paradis]. El de mi hija, Lily Rose, lo llevo en el pecho». Y lo enseña.
A su lado, Emir Kusturica. El director serbio ejerce de anfitrión en Küsterndorf (Serbia), donde transcurre su festival de cine, y, como toca, presenta (que no disculpa) a su amigo: «Es honesto, educado, bueno... Pero eso no es lo que lo hace único. Él es, además, la persona más independiente que hay ahora mismo en el mundo. Y no me refiero al dinero, hablo de su personalidad. Por eso, la gente le ama». Amén.
Depp (Kentucky, 1963) escucha en silencio. Ni sonríe ni se sonroja. ¿Está de acuerdo con lo que acaba de decir? Gesto de... ¿agradecimiento? y silencio. ¿Podría citar tres de los ingredientes de su éxito? «Nada, nada y... nada». Y sonríe.
Sea nada o sea algo, lo cierto es que el caso Depp tiene su misterio. Ahora mismo, con 'Alicia en el país de las maravillas' pendiente de estreno, y con varios proyectos en ebullición (entre ellos el rodaje de la biografía de Pancho Villa dirigida, precisamente, por Kusturica), Depp puede presumir de ser el actor del momento y ya puestos, de la década. Ha llegado su momento.
Pero no siempre fue así. Digamos que Depp ha sabido esperar. Contra el tiempo; el tiempo de los demás. «Me siento muy afortunado. Pero, la verdad, no sé exactamente lo que ha sucedido. Nunca he planeado ni un segundo de mi vida. Lo que ha pasado ha pasado. Durante tanto tiempo me consideraron veneno para la taquilla... Hasta que interpreté a Jack Sparrow en 'Piratas del Caribe'... ¿Si me siento molesto con tanto acoso por la fama? Digamos, que no me gusta la palabra fama. Hasta me parece una broma que mi presencia levante tanta expectación. En cualquier caso, tengo claro que la única razón por la que estoy aquí es por la gente. Soy, simplemente, un empleado de la gente».
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